Los lugares solitarios y abandonados muchas veces son el perfecto germen de cultivo para que abunden leyendas sobre ellos: fantasmas, OVNIs, fenómenos paranormales, etc... Aunque en la mayoría de las ocasiones se quedan en meras leyendas urbanas, en unas pocas su leyenda negra salta a los medios de comunicación, dando a conocer aterradores detalles del lugar. Este fue el caso de Ochate, un pueblo desértico y medio derruido que en la década de los ochenta salto a los periódicos locales y nacionales, a consecuencia de un hecho relacionado con los no identificados, y sacando a la luz la aterradora historia de un pueblo “maldito”.
EL LUGAR
Ochate, que se cree que en euskara antiguo signifique puerta del frío", se encuentra a unos quince kilómetros al sur de Vitoria, y a dos kilómetros de San Vicentejo (ver mapas en la galería de fotos), en el Condado de Treviño. En la actualidad está deshabitado, y lo único que ha sobrevivido al paso del tiempo han sido el torreón, cuatro casa medio derruidas, y las tres paredes de lo que fue la antigua ermita de Burgondo.
La estampa que ofrece Ochate al visitante es ciertamente pintoresca, e incluso se podría decir que un tanto aterradora. La vegetación es escasa. En los cuatro árboles que rodean el torreón abundan las ramas, peor las hojas escasean, siendo el color grisáceo del tronco el color predominante. Parecen no tener vida, pero la tienen, llevan así años, impasibles testigos de todo lo que allí acontece.
El torreón Ochate:
El torreón de Ochate fue construida en 1234 en honor a San Miguel, por lo que se le conocía como “La Torre de San Miguel”. Debido a su piedra blanquecina, muchos historiadores apuntan a que pudo ser utilizada para guiar a carruajes y campesinos cuando llegaba la noche.
La iglesia de Ochate (ermita de Burgondo):
La iglesia, de estilo románico, está situada en lo alto de un monte cercano a Ochate. Su interior está muy dañado por los numerosos bándalos que se han acercado hasta allí para organizar sus botellones y rituales. No tiene tejado alguno, y hoy en día solo sobreviven las tres paredes del edificio, ya que en el año 1964, la parte frontal (que contenía la puerta y portada de la iglesia) fue trasladado a la iglesia de la cercana población de Uzkiano, donde hoy día puede ser observada.(1)
La historia de Ochate comienza en 1134, cuando se llamaba “Goate” (puerta de arriba). Dentro de la Nómina de San Millán se hace referencia a un pueblo de quince habitantes. A partir de 1254 y hasta el siglo XVI, no existe dato alguno del pueblo, por lo que no es posible saber qué es lo que aconteció durante aquellos años. En 1557 aparece un dato sobre la localidad, ya con el nombre de Ochate, en el que se nos dice que está despoblado. Esto sería debido a la emigración de sus habitantes a otros pueblos y la muerte de los que se quedaran allí.
En 1750, Ochate vuelvo a albergar vida. Seis son las personas que vivían allí. Hasta el siglo XIX, el pueblo fue creciendo hasta convertirse en uno de los lugares más poblados de toda la comarca. Ése fue el momento cumbre de Ochate, ya que a partir de aquí la población comenzaría a descender debido a las distintas epidemias que azotaron el lugar. Primero fue la viruela en 1860, luego el tifus en 1864, y por último el cólera, quien acabó con todos los habitantes en el año1870, dejando el pueblo sin vida. Según dicen las crónicas, el cementerio no dio abasto, por lo que se decidió enterrar a todos los cadáveres en la vaguada que forma el centro del pueblo.
HISTORIA NEGRA DE OCHATE
Se puede decir que Ochate es un enclave privilegiado, ya que pocos pueblos son los que cuentan con tantos hechos relacionados con lo paranormal y lo insólito. Psicofonías, avistamientos OVNI, desapariciones misteriosas, muertes masivas a causa de tres epidemias ilógicas que solo afectaron al pueblo de Ochate, alistamiento de seres humanoides y nieblas cegadoras son los protagonistas de la historia negra de Ochate, un pueblo que por el momento ha cesado en su actividad paranormal.
Pero toda la historia de Ochate no salió a la luz, hasta que un joven vitoriano tuvo la gran idea de fotografiar una “bola luminosa” que descendió sobre el torreón de Ochate. Fue el 24 de Junio de 1981, cuando Prudencio Muguruza realizó aquella fotografía, mientras paseaba a su perra de caza por las cercanías del pueblo. En aquel momento Prudencio no hubiera sido capaz de imaginar el revuelo que producirían aquella fotografía, y lo que es más importante, la historia que arrastraba aquel pueblo.
Desapariciones
Parece ser que en el pueblo de Ochate o en sus cercanías, a lo largo de los años se han sucedido multitud de desapariciones. Casualidad o no, lo cierto es que éstas se han convertido en parte esencial de la historia de este pueblo burgalés, provocando el temor en las aldeas vecinas. De entre estas desapariciones, dos son las más destacables, ya que fueron la primera y la última desaparición ocurridas en Ochate.
La primera desaparición en Ochate fue la de su párroco, Antonio Vilegas, quien una fría mañana de Noviembre de 1868 desapareció sin dejar rastro, mientras ayudaba en la reconstrucción del pueblo, que había sido bruscamente azotado por el tifus recientemente. Varios vecinos confesaron haberle visto subir por la explanada que llevaba a la iglesia, pero jamás regreso. Varios días más tarde, fue puesta la denuncia de desaparición. Nadie se explicaba el por qué de su desaparición, y todos afirmaron que no existía razón alguna para que el párroco se fue4se sin dejar rastro, y dejando a tantos enfermos y tanto trabajo por hacer. Aún así, y extrañado de la desaparición, el arzobispado de Burgos continuó enviando durante varios meses los honorarios de Antonio Vilegas. No se volvió a saber de él.
112 años más tarde, el 20 de Agosto de 1970, se sucedió la segunda desaparición extraña en las cercanías de Ochate. Un joven agricultor llamado Juan Peché fue quien desapareció sin dejar rastro. Nadie sabía qué es lo que había ocurrido, y sus vecinos declararon que su comportamiento había sido normal. Además, y esto fue lo más intrigante, en su casa se encontró la comida a medio hacer, enseres personales suyos, ropa, dinero, etc... 34 son los años que han transcurrido desde su desaparición, y aún no se sabe nada de él.
Muertes trágicas
El 20 de Agosto de 1970, justamente el mismo día en el que despareció Juan Peché, el agricultor F. Amestoy apareció en el sendero que conduce al pueblo totalmente calcinado. Nadie fue capaz de encontrar nada que pudiera explicar tal hecho, y aún hoy en día se sigue sin saber nada en cuanto a lo que aconteció aquella noche.
Años más tarde, hubo otro hecho que marco para siempre la historia de la investigación en Ochate, el suicidio de Alberto Fernández, investigador de todo lo relacionado con este pueblo. Todo ocurrió en 1987, cuando grupo de investigadores, entre los que se encontraba Alberto Fernández, decidieron ir a Ochate para intentar obtener alguna psicofonía. La noche parecía ir estupenda, ya que habían conseguido captar dos Psicofonías, las ya famosas “Pandora” (o “Kanpora”(fuera en euskara)) y “¿Qué hace la puerta cerrada?”. Pero lo que jamás hubieran imaginado los compañeros de Alberto Fernández, sería que aquella noche iba a convertirse en la peor de sus vidas. Cuando todos se dirigían a sus coches, se encontraron a Alberto Fernández asfixiado dentro de su coche y con las ventanillas selladas. Aquello les marco para toda su vida. Lo insólito ocurrió meses más tarde, cuando varios de su compañeros se acercaron a Ochate y afirmaron que por el huevo de la puerta de un cobertizo cercano a la torre, vieron un rostro humano con barba y nariz aguileña, que reconocieron como el rostro de Alberto Fernández. En una entrevista que realizó Iker Jiménez (y reflejada en su libro “Enigmas sin resolver I”) a uno de sus compañeros, Fernando Gil, éste afirmó lo siguiente:
“Para mí, esta muerte, este suicidio, tiene otro significado. Él estaba obsesionado con Ochate, venía con nosotros constantemente a investigar con nosotros. Fueron diversos problemas personales los que le condujeron a aquello, y no las energías negativas del pueblo maldito como algunos piensan. Para mí, a pesar de todo, fue también una muestra de decirnos, “¡seguid adelante, porque ahí, en la puerta secreta existe algo desconocido!” Quizá por eso su imagen se apareció en el pajar...”(2)
Psicofonías
Dos son las Psicofonías que ha lo largo de toda la investigación en Ochate han cobrado fama. Las dos fueron obtenidas por el mismo grupo de investigación (a la que pertenecía Alberto Fernández) en el año 1987.
“Pandora” o “Kanpora” --> Esta psicofonía fue captada en Enero de 1980, dentro del torreón de Ochate. Pese a que la voz es muy nítida, todavía no se sabe a ciencia cierta qué se dice.
“¿Qué hace aún la puerta cerrada?” --> Captada en Junio de 1987, esta psicofonía fue captada dentro del torreón, pero a una altura superior. La voz es más ronca que la anterior, y se escucha con total nitidez las palabras que dice.
Epidemias ilógicas
Sin lugar a dudas las epidemias fueron las que caracterizaron a este pueblo, ya que mientras los habitantes de Ochate morían a consecuencia del cólera, el tifus o la viruela, los pueblos cercanos (Imiruri, San Vicentejo, ...) no sufrieron ninguna baja. Y este dato resulta altamente extraño y curioso a la vez, ya que Ochate era una localidad en la que se hacía constante tránsito de animales, agua y alimentos, por lo que resulta extraño que esos tres tipos de enfermedades altamente contagiosas asolaran este pueblo sin causar ni una sola baja a las aldeas colindantes, y luego desaparecieran sin más. También resulta bastante curioso que fueran el cólera, el tifus y la viruela las causantes de las epidemias, ya que desde hacía varias décadas estaban controladas en todo el estado.
En una década, Ochate sufrió tres epidemias. La primera sucedió en 1860, cuando la viruela se extendió por todo el pueblo. Alrededor de diez personas fueron las supervivientes. Más tarde, el 1864, el tifus hizo aparición, y apunto estuvo de dejar el pueblo sin un alma. Rápidamente la población aumento, pero poco importó, ya en el año 1870, una epidemia de cólera acabó con la vida de todos los habitantes de Ochate. Desde entonces, este pueblo ha permanecido en silencio y sin que nadie haya vuelto a intentar repoblar el pueblo de nuevo.
Avistamientos OVNI y de luces extrañas
El pueblo de Ochate no ha sido ajeno al fenómeno OVNI ni tampoco al de luces extrañas, y desde los años cuarenta ha sido escenario de multitud de avistamientos. El primero en denunciar un avistamiento de extrañas luces fue Víctor Moraza, que en el año 1947 dio testimonio de haber observado sobre las ruinas de Ochate las distintas evoluciones de una luz esférica, y que parecía descender al pueblo de Ochate. Cuando se aproximó al lugar, atónito fue testigo de cómo esa luz, que parecía un globo blanquecino de unos dos metros de diámetro, se balanceaba de un lado a otro en completo silencio. El objeto terminó por estrellarse contra las ruinas del pueblo, iluminando todos los alrededores.
El 27 de agosto de 1978 se produjo otro avistamiento de una luz blanquecina relacionada con Ochate. Eran las 23:15 de la noche, y Angel Resines se encontraba regando su huerto, cuando observó una luz blanca del tamaño de una estrella que se acercaba desde el pueblo de Ochate. Pese a que en un principio no le había prestado mucha atención, a los pocos segundos tuvo que lanzarse a una luz del tamaño de un balón de rugby no chocase con él. Aterrorizado por lo que le acababa de ocurrir, decidió ocultarse en un cobertizo próximo. Mientras se dirigía hasta allí, pudo observar como el objeto luminoso ascendía estrepitosamente dividiéndose en tres luces de similar tamaño. Al momento se alejaron rápidamente y en silencio sepulcral hacia unos montes cercanos, donde cayeron a tierra.
Pero sin lugar a dudas, el hecho que hizo famoso a Ochate fue la foto realizada por Prudencio Muguruza la noche del 24 de Junio de 1981. Aquella noche, Prudencio se encontraba paseando a su perra en las cercanías de Ochate, cuando de repente oyó un intensísimo zumbido y observó una bola luminosa que descendía en perpendicular hacia el torreón de Ochate. Fue una suerte que llevara la cámara consigo y que pudiera fotografiar aquel extraño objeto. La foto fue vendida por 500.000 pesetas y fue llamada el “OVNI de Treviño”. Posteriormente, aquella foto fue analizada por unos laboratorios de Bilbao, que dictaminaron que “bajo esa luz de Treviño hay un gran aparato compacto, metálico, de grandes dimensiones que se está desplazando por los cielos”(3) De todos modos, muchos investigadores aluden a que se trata de un cúmulo nimbo fotografiado en unas condiciones optimas para que parezca algo extraño.
Avistamiento de seres humanoides
Todo ocurrió una noche de 1987, cuando Mikel Colmenero y unos amigos suyos estaban probando un equipo de radioaficionado que acababan de adquirir, completamente nuevo y con las baterías nuevas. Mikel decidió coger el coche y alejarse para probar el equipo. A medida que iba acercándose a l camino que conduce a Ochate, el equipo comenzó a fallar, por lo que decidió dar la vuelta y reunirse con sus amigos. Al dar la vuelta, se percató de la presencia de dos seres humanoides que iban andando en paralelo a paso lento por el camino, aproximándose a su coche. Según su testimonio, eran dos seres de más de tres metros, vestidos con una atuendo muy ceñido y con bandas más claras sobre fondo oscuro. Cuando pasaron junto a su coche, observó su cabeza. Era una especie de capirote ovalado y no se distinguía rostro alguno. Cuando regresó con sus amigos, todos se alarmaron al escuchar el relato de Mikel y se fueron. Lo extraño del caso, es que en una cinta que llevaba Mikel en el radio-casete de su coche, se grabó la frase “Yo sí estoy”, que provocó tanto pavor en el testigo que la destruyó.
Otros fenómenos
Como se ha podido ver, en Ochate han ocurrido (y puede que ahora mismo estén ocurriendo) infinidad de sucesos extraños. Otro de estos sucesos es el que se podría denominar como “nieblas cegadoras ”. Un ejemplo de ello lo tenemos en lo ocurrido en Julio de 1987, cuando dos compañías de blindados del ejercito español de la base de Araca permanecieron incomunicados y perdidos por unos montes que conocían como la palma de su mano, a causa de una espesa niebla. Lo más extraño del caso es que a pesar de encontrarse a escasos 300 metros, los aparatos de comunicación no funcionaban ni tampoco los aparatos electrónicos de los carros, debido a unas extrañas interferencias. Desde las 23:30 p.m. hasta las 3:30 a.m. les resultó imposible comunicarse entre sí, y cuando un oficial salió del vehículo para enlazar con el resto de soldados, se perdió pese a que conocía perfectamente la zona.
Además, mucha gente ha afirmado sentirse observada en Ochate, o incluso afirma haber oído pisadas y gruñidos aun estando allí solos.
En la actualidad Ochate es un lugar vacío, en el que apenas se sujetan las cuatro casas que quedan. Desde que en 1981 salió a la luz la foto de Prudencio Muguruza y todo lo concerniente a la “maldición” de este pueblo, muchos han sido los que se han acercado hasta allí para realizar sus particulares rituales. Desde hace algunos años, ninguno de los vecinos de Imiruri o San Vicentejo quieren hablar con los turistas que allí llegan. Están cansados de todo el movimiento de gente que hubo hace unos años, y no s extraño encontrarse con una mala contestación cuando uno va allí. Además, en los últimos años Ochate se ha vuelto lugar de peregrinaje para todos aquellos amantes del botellón, que dejan todo el lugar lleno de basura y botellas de plástico.
Parece ser que desde 1987 Ochate ha decidido permanecer en silencio y no se ha vuelto a saber nada más de la faceta más paranormal de este pueblo. ¿Por cuánto tiempo seguirá así?